El cardenal camarlengo es el que se encarga de la administración de los bienes y de los derechos temporales de la Santa Sede, ayudado por tres purpurados asistentes.

También es quien se encarga de confirmar, una vez informado por el Prefecto de la Casa Pontificia, de la muerte del Papa, de firmar el acta del deceso, de sellar el apartamento del pontífice difunto, de tomar posesión del Palacio Apostólico Vaticano y de los palacios Lateranense y de Castel Gandolfo.

En esta ocasión, el Pontífice sigue vive y lo primero que hará el camarlengo, una vez que Benedicto XVI ha dejado de ser papa a las 20:00 hora local, será sellar el apartamento del pontífice y tomar posesión del Palacio Apostólico Vaticano.

Visto que Benedicto XVI se marcha a Castel Gandolfo y allí no se guardan documentos importantes del Pontificado, la residencia de veranos de los papas que se levanta sobre el lago Albano, a una treintena de kilómetros al sur de Roma, no será precintada.

La Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis” contempla que, mientras esté vacante la Sede Apostólica, el colegio de cardenales no tiene ninguna potestad o jurisdicción sobre las cuestiones que corresponden al Papa.

Cuando el Papa muere o renuncia cesan de sus cargos todos los jefes de los consejos pontificios e incluso el secretario de Estado. Sólo permanecen el camarlengo, el penitenciario mayor y el vicario para Roma.

Fuente: EFE