El tradicional festejo por las víctimas del Holocausto estuvo a punto de ser arruinado por una gaviota.

Al momento de la finalización, cuando Benedicto XVI soltó dos palomas blancas como símbolo de la paz, las aves fueron atacadas.

Desde el balcón de El Vaticano, alrededor de 2000 personas escucharon el sermón del Papa y participaron de la Caravana de Paz.

Ni los peregrinos presentes, ni la máxima santidad, advirtieron la presencia de la gaviota que intentó atacar a una de las palomas.