Importante institución religiosa con cientos de millones de fieles busca candidato ideal para ejercer las funciones de: obispo de Roma, cabeza visible, jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano y líder espiritual de los católicos.

Elegir a la persona adecuada para ocupar la sede vacante de la Iglesia Católica es un trabajo arduo, un rompecabezas que, para ser armado, requiere de alianzas, acuerdos y, según la propia institución, de la inspiración del Espíritu Santo.

Pero este proceso está rodeado del mayor secretismo al que se somete la elección de un jefe de Estado y líder espiritual en el mundo. Tampoco existe ningún documento público que oriente e indique las características que deberá tener el futuro pontífice.

¿Cuál es el perfil del candidato? “A medida que pasan los días, vamos escuchando las intervenciones de los cardenales en las congregaciones generales, vamos tomando contacto entre nosotros en los intervalos y en los momentos de oración y vamos discerniendo los pocos que consideramos en conciencia y ante Dios que podrían ser el pastor que guíe la Iglesia”, dice Raimundo Damasceno, arzobispo de Aparecida y uno de los cinco cardenales electores brasileños.

Las cualidades del nuevo Papa, sus retos en el cargo y cómo deberá enfrentarlos están en el centro del debate. Sin embargo, no es fácil dibujar el perfil del candidato ideal.

Quizá la pista más clara, aunque también muy abierta, la dio el propio Benedicto XVI en su renuncia, un acto sin precedentes en más de 600 años, al señalar que el candidato deberá tener “fortaleza de espíritu y de cuerpo”.

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