En el último Angelus de su pontificado, el papa Benedicto XVI afirmó que el Señor lo llama a “subir al monte” para dedicarse a la oración y la meditación, pero que ello no significa abandonar la Iglesia.

“Por el contrario, si Dios me pide esto, es justamente para que yo pueda continuar sirviéndola con la misma entrega y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de una manera más adecuada a mi edad y a mis fuerzas”, añadió ante un mar humano congregado en la Plaza de San Pedro.

Benedicto XVI eligió para este segundo domingo de Cuaresma el pasaje del Evangelio sobre la Transfiguración del Señor del evangelista Lucas.

“El tiempo cuaresmal nos enseña a disponer el tiempo justo a la oración personal y comunitaria, dando así respiro a nuestra vida espiritual”, meditó.

Con la voz entrecortada y en medio de la ovación de los miles de files, el Papa enfatizó que “la oración no es un aislarse del mundo y de sus contradicciones”.

Fuente: Andina