Cuando Stephen Kruspe y Pamela se conocieron hace un poco más de 20 años quedaron flechados. Su amor fue tan grande que no solo sus 3 hijos lo disfrutaron, también sus vecinos, quienes revelaron que no podían vivir separados y siempre tenían una sonrisa en el rostro. Sin embargo, el pasado lunes, todo cambió. El hombre de 62 años la mató de un balazo en el pecho. Luego confesó el crimen y aclaró que “solo cumplió su último deseo”. El hecho ha conmocionado Florida, USA.
del amor a la demencia
Stephen y Pamela vivían en un pequeño departamento de Lake Worth. Siempre salían juntos, ya sea a la tienda, al centro comercial o a recoger el correo. Siempre estaban abrazados y se desvivían en elogios.
Sin embargo, hace algunos meses todo empezó a cambiar. Sus vecinos aseguraron que Stephen se veía cansado, triste e incluso lloraba por la calle. Ya no se veía mucho a Pamela. Era cierto. En su declaración a los policías, el profesor jubilado contó que hace meses su esposa fue diagnosticada con demencia.
“Fue duro. Nuestros ahorros los invertimos en su tratamiento, pero ella cambió. Estaba amargada, lloraba, incluso había días en los que no me reconocía y llegó a agredirme, a querer matarme. Yo la amaba y también sufría”, dijo.
“En varias ocasiones, cuando ya volvía en sí, me pedía que la matara, que la ayudara a liberarla de ese infierno. Yo haría cualquier cosa por ella”, agregó Stephen.
“Eso es cierto”, dijeron sus vecinos al oír por la televisión sus declaraciones retratadas en las noticias. En ellas decían que él la mató a sangre fría y luego llamó al 911 para contar lo ocurrido.
“Cuando ella sintió el disparo, me miró y sonrío. Estaba agradecida. Eso es todo para mí”, finalizó.
Las autoridades no creen la versión de Stephen Kruspe y lo acusan de asesinato en primer grado. Por ahora el hombre que “cumplió el último deseo de su amada esposa” está detenido sin derecho a fianza y podría ser condenado a cadena perpetua.