La que sería una noche de fiesta y puro placer para , un estadounidense de 20 años, se convirtió en la peor de su vida, pues el alcohol y la vehemencia del sexo extremo que practicó le causaron la muerte de su novia. Ahora él irá a prisión por 25 años.

Eddie Herrera y Jacqueline Gómez, una adolescente de 17 años, salieron de su casa a un baile de graduación. Sería la mejor noche para ambos. Todo iba bien hasta que el deseo los llamó y llevó a rentar una habitación en un motel.

En las cuatro paredes de ese cuarto consumieron alcohol y drogas. Tuvieron sexo, pero no el convencional, sino uno extremo que incluía ahorcamiento. Tras la jornada, él se durmió. Al día siguiente, despertó y cuando quiso repetir la sesión se percató que ella no respondía.

El juicio en su contra inició hace tres días en el condado Harris, en Houston. Eddie Herrera, estudiante en el MacArthur High School, alegó que los ahorcamientos fueron consentidos por su novia.

Aparte del joven, su madre Melissa Martínez también está acusada en el caso, pues un video registrado por el hotel, mostró que fue ella quien les facilitó las drogas (hidrocodona, un opiáceo) y el alcohol, además de reservar la habitación. También ayudó a su hijo a vestir al cadáver para luego llamar a las autoridades.

Medio locales informaron que el agresor no fue acusado de asesinato, sino de felonía de primer grado y de violencia doméstica. Luego de dos horas de deliberación, el jurado del caso, integrado por diez hombres y dos mujeres, encontró culpable a Herrera por haber ahorcado a su novia.

El fiscal Justin Wood, dijo al inicio de este juicio que espera que el trágico hecho sirva de lección para muchos padres y actúen de manera responsable, es decir, como padres y no como amigos o facilitadores de situaciones que ponen en peligro la integridad de los jóvenes.

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