tenía habilidad para lo malo y se convirtió en huésped repetido de la cárcel de Nebraska, . Ahí estuvo encerrado 5 veces por robar bancos, hasta que su vida cambió. Él se enamoró y cambió su vida. Ahora es abogado y enseña en una de las universidades más prestigiosas de su país.

Era 1997 y tenía 23 años cuando lo condenaron por ladrón. Toda su familia lloraba y el prometió al juez que “recompondría su vida”. En la cárcel se dedicó a trabajar en la biblioteca. Ahí, sin tener mucho conocimiento de leyes, presentó una apelación para otro detenido y la Corte Suprema de USA la aceptó. Fue el primer paso para cambiar su vida pues empezó su amor por el Derecho.

Al ver su primer éxito, Shon Hopwood empezó a asesorar a sus compañeros de celda y luego estaba enviando cartas a los abogados de estos para proponerles algunas estrategias.

Luego de algunos años trabajando de esta forma, presentó un pedido a la Corte para la reducción de su condena y lo aceptaron.

Cuando salió en libertad, en octubre de 2008, tenía 33 años y estaba enamorado. Además quería estudiar Derecho, pero era una carrera costosa. Sin embargo contó con la ayuda del procurador que vio su pedido de reducción de condena.

Este hombre, sorprendido por la claridad de sus ideas, lo recomendó en una editorial. Un periodista de The New York Times se enteró de su historia y luego empezó a ser convocado para dictar charlas.

Un día firmó un contrato por un libro. La Universidad de Washington le dio una beca. Ya habían nacido sus dos hijos cuando comenzó a trabajar como asistente de un juez federal.

Sin embargo, algo le preocupaba: el permiso para ejercer como abogado, pues era un exladrón. En 2015, se lo dieron. Seis meses después comenzó a enseñar en Georgetown.

Hoy, a sus 41 años, Hopwood sueña con mejorar el sistema de justicia y revisar aquellas condenas de presos que son sentenciados a muchos años cuando sus delitos son leves.

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