Cuando Erik Finman dejó la secundaria hizo una apuesta con sus padres: si cuando cumplía 18 años ya era millonario, no lo obligarían ir a la universidad. Años después, gracias a sus inversiones en , ganó el reto.

“Puedo decir orgullosamente que lo logré, y no voy a ir a la universidad”, dice Erik Finman, quien comenzó a invertir en la criptomoneda en mayo de 2011 cuando tenía 12 años gracias a 1.000 dólares que le regaló su abuela para su cumpleaños.

Por entonces, la moneda virtual tenía un valor de USD 12 por unidad comparado a los USD 2.700 que cuesta hoy. Con el tiempo, Erik Finman adquirió un total de 403 bitcoins, una cantidad que, con los precios actuales, acumulan un valor de USD 1,09 millones.

descontento con educación

Nacido en el estado de Idaho, Erik Finman dice que su infancia no fue fácil y que no le agradaban sus maestros en la escuela secundaria. Por eso, a los 15 años, le rogó a sus padres que lo dejaran abandonar sus estudios.

“La escuela secundaria era de muy baja calidad”, dijo. “Tenía a estos maestros que eran todos negativos. Uno de ellos me dijo que dejara la escuela y trabajara en McDonald’s porque eso era todo lo que podría hacer por el resto de mi vida. Supongo que hice la parte de dejar mis estudios”, relató.

Sorprendentemente, sus padres – que se conocieron mientras completaban su doctorado en Stanford -, cumplieron su deseo.

¿cómo se hizo millonario?

A fines de 2013, Erik Finman vendió sus primeros activos a un valor de USD 1.200 por bitcoin. Sus USD 1.000 se habian convertido en USD 100.000, por lo cual había incrementado sus ganancias un 10.000%.

Con sus USD 100.000, Erik Finman lanzó una compañía de educación en línea llamada Botangle que permitiría a estudiantes frustrados como él encontrar maestros por video chat. Además, los demás fondos los usó para mudarse a Silicon Valley y para viajar.

En enero de 2015, encontró a un interesado en su empresa incipiente de educación digital, que ya contaba con 20 trabajadores y 100 usuarios activos que participaban en el proyecto, según relató Infobae.

El inversor le dio una opción: o le pagaba USD 100.000 o 300 bitcoins, cuyo precio había bajado a poco más de 200 dólares. Erik Finman optó por los 300 bitcoins porque consideró que sería “la próxima gran cosa”.

“Mis padres me preguntaron: ‘¿Por qué no optaste por más efectivo?’”, explicó Erik Finman. “Pero yo lo pensaba más como una inversión”.

Desde entonces, el joven adolescente maneja sus inversiones en la criptomoneda y en su empresa. También se ha involucrado en otros proyectos, como trabajar para la NASA para lanzar un cohete a través del proyecto ELaNa.

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