Los padres de tuvieron que esperar largos 38 años para escuchar que un jurado de Manhattan () culpara de secuestro y homicidio al hombre que les arrebató a su pequeño de 6 años el 25 de mayo de 1979 y cambió su vida para siempre.

Aquel trágico día, Stanley y Julie Patz aceptaron por primera vez que Etan vaya solo a la parada del bus escolar. Ocho horas después, recibían la peor noticia de sus vidas: el niño nunca llegó a clase, nadie en el bus lo vio. Se había hecho humo.

La desaparición de Etan Patz causó gran impacto en la sociedad estadounidense, pues nunca antes había aparecido el rostro de un pequeño en las cajas de leche pidiendo algún dato para su ubicación. De hecho, el caso permitió que las leyes infantiles en USA cambiaran.

A pesar del activismo que realizaron sus padres y de la declaratoria del 25 de mayo como el Día de los Niños Desparecidos, el cuerpo de Etan jamás apareció. El caso se cerró por falta de pruebas.

En 2012, 33 años después de la desaparición de Etan Patz, una llamada anónima avisó a las autoridades que Pedro Hernández era su asesino. El caso se reabrió.

Se inició un largo proceso y descubrió que Pedro Hernández, un puertorriqueño que tenía una tienda cercana al paradero del bus, sedujo a Etan con un refresco, lo condujo al sótano de su local y ahí, lo estranguló. Luego lo colocó en una bolsa (estando aún con vida), y arrojó un basurero cercano.

El hombre confesó cada detalle ante los policías que lo interrogaron, pero un año después aseguró que todo era falso. Dijo que fue presionado y que padecía de múltiples enfermedades mentales. Su declaración permitió que el jurado no pueda dar un veredicto aquel año.

En 2016, se llevó a cabo un nuevo juicio y este martes 14 de febrero, el jurado al fin lo declaró culpable. En los próximos días, el juez del caso dictará su condena.

Aunque Etan Patz nunca apareció, sus padres consideraron el veredicto como una forma de traerlo de nuevo con ellos. “Una forma de recordarlo sin dolor”.

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