Un terremoto de 7,6 grados de magnitud conmocionó a la población de cinco regiones del sur de Chile en el día de Navidad, sin causar víctimas, pero sí daños en viviendas y carreteras y afectando los servicios básicos.

El fuerte movimiento telúrico tuvo lugar a las 11.22 hora local del último domingo (14.22 GMT) y se sintió en las regiones de Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y Aysén.

El temblor tuvo una profundidad de 30 kilómetros y su epicentro estuvo situado a 67 kilómetros al noroeste de Melinka, en la región de Aysén.

Pocos minutos después de producirse el sismo, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa) alertó del riesgo de tsunami en el litoral de la zona afectada, por lo que las autoridades dieron orden de evacuación inmediata.

Siguiendo los planes de evacuación fijados por Protección Civil y apoyados por bomberos y agentes de la Policía, unas 4.000 personas se alejaron de las zonas habitadas de la costa para desplazarse hacia a las partes alejadas al menos 80 metros o elevadas por encima de 30 metros.

El lugar más afectado fue Quellón, localidad de la isla grande del archipiélago de Chiloé situada a 1.284 kilómetros al sur de Santiago, cuya carretera hacia Chonchio quedó cortada debido a los daños.

Además, el servicio de transbordadores del canal de Chacao, que comunica la isla con el continente, estuvo interrumpido durante algunas horas, en tanto que unas 20.000 viviendas quedaron sin suministro eléctrico durante varias horas.

Con una superficie de 9.181 kilómetros cuadrados y una población de aproximadamente 170.000 personas, el archipiélago de Chiloé, situado entre los paralelos 41 y 43 de latitud sur y perteneciente a la región de Los Ríos, comprende numerosas islas, islotes y canales.

Esta circunstancia, según algunos expertos, pudo haber hecho disminuir el efecto creciente del llamado “tren de olas” que generan los tsunamis.

En 1960, este lugar fue escenario del terremoto que también destruyó la ciudad de Valdivia, el mayor del que se tiene registro en la historia, que alcanzó una magnitud de 9,5 y provocó cerca de 2.000 muertos y dos millones de damnificados.

Los habitantes más ancianos recordaban en la mañana de este día de Navidad aquella dramática experiencia.

A las tres horas de decretar la alerta preventiva de tsunami y ordenar la evacuación del litoral, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) levantó las medidas de excepción y autorizó el regreso de la población a sus hogares.

“Se cancela el estado de precaución; por lo tanto las personas pueden volver a sus hogares de forma tranquila y ordenada”, anunció el director de la Onemi, Ricardo Toro, quien poco antes había confirmado que no había que lamentar la pérdida de vidas humanas.

Al conocerse la noticia del terremoto, la presidenta Michelle Bachelet envió un saludo de “mucha fuerza y ánimo” a los chilenos afectados por el temblor.

La portavoz del Ejecutivo, Paula Narváez, quien que se encontraba de vacaciones en la zona, recibió la indicación de la mandataria de coordinar en terreno las medidas de ayuda a la población afectada y la restitución de los servicios básicos.

La ministra Narváez anunció que se desplazaría a Chiloé para “conocer en terreno la situación de la isla” y agregó que se mantendría en permanente comunicación con la presidenta y con el titular de Interior, Mario Fernández.

En tanto, el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, viajó al archipiélago con el cometido de restablecer la conexión entre las localidades de Chonchi y Quellón, que podría estar lista para el martes de la semana próxima.

Fuente: EFE

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