En ese contexto, el escenario es poco alentador: A lo largo del milenio pasado, en ningún momento la temperatura de nuestro planeta varió tanto como ahora.

“En el milenio pasado, hubo cambios (climáticos) muy marcados. Por ejemplo, en el siglo XII y XIII Europa tenía temperaturas mucho más tibias que las que tiene ahora. Estados Unidos vivió una fuerte sequía. Entre los años 1700 y 1800, hubo una pequeña era de hielo. En todos esos casos, la temperatura varió entre 1 y un máximo de 2 grados. Un incremento de más de 2 grados en el futuro no tendría precedentes”, explica Nicholas Pepin, conferencista principal de Geografía de la Universidad de Portsmouth, Inglaterra.

Incluso según algunos estudios poco optimistas, la temperatura promedio en la Tierra podría subir más de 2 grados. El Centro Noruego por el Clima Internacional y la Investigación Ambiental (CICERO, por sus siglas en inglés) pronostica un aumento de la temperatura de hasta cinco grados.

La posibilidad de que la temperatura promedio de nuestro planeta aumente más de dos grados alerta a los meteorólogos, científicos y hasta políticos. Sostienen que sería un punto de no retorno para la humanidad y que la vida de todos los seres vivos cambiará drásticamente.

Entonces, ¿cuáles serían las consecuencias del calentamiento global? Nuestros descendientes afrontarían una situación poco esperanzadora. El deshielo de los polos por el aumento de la temperatura global afectaría a las ciudades costeras. Algunas podrían desaparecer. También llovería menos y esto conllevaría periodos de sequías. Habría epidemias y aumentarían los desplazamientos de grandes poblaciones en busca de lugares más amables para vivir.

Fuente: Publimetro