La python sebae, conocida como “pitón africana de roca”, medía cuatro metros y creía que podía devorar cualquier cosa. Sin embargo, se encontró con algo que no pudo comer y murió.

Su cadáver fue hallado en medio de un camino a Sudáfrica y cuando los turistas querían saber qué tenía adentro, pues mostraba un tremendo bulto en el vientre se llevaron una gran sorpresa.

La serpiente había devorado un puercoespín de más de 14 kilos y sus espinas la habían dañado tanto que le provocaron heridas internas mortales.

TE PUEDE INTERESAR: Diez animales con los apareamientos más raros y mortales

Como se sabe, las pitones, igual que sus parientes cercanas las boas, son serpientes constrictoras, y por definición, no venenosas, que pueden llegar a ser muy grandes en tamaño.

Normalmente atacan, realizan emboscadas a los animales que pasan cerca. Matan a sus presas por asfixia, primero muerden agarrándola con la boca y enrollando rápidamente su cuerpo alrededor de ellas. Una vez así, se ejercen presiones altas sobre las costillas y pulmones de su presa, y se ahogan.