Erin Laung Worth comentó al Canal 9 australiano que sus pies aún se mantenían atados en el momento de caer al agua, por eso se hacía más complicado poder nadar.

“Todo se volvió negro y de inmediato me sentí como si hubiera recibido golpes en todo el cuerpo”, dijo en la entrevista. También recordó que “fue bastante aterrador, porque un par de veces la cuerda quedó atrapada en las rocas”, agregó la australiana, que se reconoce adicta a la adrenalina.

“Tenía que nadar contra corriente y estar constantemente sujetando la cuerda elástica, que fue desde la cual pudieron rescatarme los equipos de ayuda”, continuó su relato.

“Cuando al fin fui sacada del agua, me pusieron de espalda y por toda el agua que había inhalado no podía respirar, así que me giraron y fue entonces cuando empecé a toser agua y sangre”, concluyó.

Fuente: InfoBae.com