El golden retriever, de nombre Smiley nació sin ojos, pero gracias a Joanne George de Stouffville, de Canadá, está llevando alegría a otros con su trabajo como perro de terapia en un hospital.
La historia de Smiley es conmovedora; nació sin ojos y vivió abandonado en una fábrica hasta que su dueña, Joanne, lo adoptó.
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Por mucho tiempo la cuenca de sus ojos le causaron infecciones y mucho dolor, así que Smiley fue sometido a una cirugía para cerrarle los párpados y se sintiera mejor.
Ahora, a la edad de 12 años, Smiley es un perro de terapia certificado. Aporta comodidad a niños y adultos que tienen discapacidades mentales y físicas graves.
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“Los perros pueden sobreponerse a cualquier cosa, olvidan su pasado. Como humanos nosotros vivimos en el pasado”, señaló su dueña Joanne George a CBS News.
Un hombre al que visitó Smiley era incapaz de comunicarse o moverse, pero eso no impidió que el perro lo intentara.
“Un día, Smiley puso sus pies frente a él y el hombre comenzó a sonreír y a hacer ruido. Todas las enfermeras se apresuraron a entrar a la habitación y dijeron que nunca antes lo habían visto sonreír, nunca habían visto ningún tipo de reacción”, detalló.
Ahora Smiley acude a diario a un centro para niños y adultos con distintas discapacidades donde aseguran que los pacientes se muestran felices cada vez que llega.