Luego de haber participado en más de 3 mil casos donde las mujeres son las victimarias, Rossmanith acaba de publicar Are Women the Better Murderers?, donde analiza las razones por las que las mujeres no sólo matan, sino lo que sus métodos nos indican sobre sus motivaciones y lo que llama “el lado oscuro de las mujeres”.
Y es que se supone que las mujeres no son tan violentas como los hombres, lo que deja de lado la cuestión de que la violencia en nuestra sociedad, en su aplicación como en su recepción, es una cuestión que el género también determina.
“La mayoría de las mujeres asesinas nunca habían cometido crímenes antes… Raramente matan extraños. La mayoría de los conflictos ocurren dentro de las propias cuatro paredes, y luego crecen. A menudo ocurre que las víctimas, en una reversión de roles, se vuelven perpetradoras”, señala la experta.
Para compensar la fuerza física, las mujeres que matan suelen dejar a sus víctimas indefensas para así poder llevar a cabo el asesinato. “Una herramienta frecuentemente usada es el cuchillo, un recurso plenamente europeo comparado con Estados Unidos, donde se utilizan predominantemente armas de fuego”, agrega.
Rossmanith cuenta que el esquema básico es cuando una mujer ha sido víctima de alguien (probablemente un familiar) durante mucho tiempo y ha recibido una forma de abuso y humillación que nunca termina de normalizarse; cuando la víctima ve que, por ejemplo, sus hijos están en peligro, o que el abuso ha llegado a un punto intolerable, algo se activa en la mujer, algo que la doctora llama “la esquina oscura del alma”, las cuales no existen únicamente en las mujeres, sino que es una posición humana, por decirlo así, normal.
“Uno siempre asume que los hombres tienen potencial para ser violentos, brutales y egocéntricos. Ellos no tienen que cubrir ese lado de sí mismos. Pero se espera que las mujeres actúen como si eso no existiera en nosotras. El problema específicamente femenino es cómo lidiar con este lado oscuro. Si siempre es reprimido y nunca reconocido, podrías verte superada por esta fuerza oscura en momentos drásticos”, precisa.
Desde mujeres que golpean a su esposo-violador con sartenes hasta matarlo hasta las que, como Medea, matan a sus propios hijos para vengarse de su pareja o pretendiendo castigarla, las mujeres tienen tanto potencial destructivo como los hombres, pero nuestra sociedad no lo reconoce, según Rossmanith, por el feminismo.
Fuente: Pijama Surf