Los balanceos de esta luna observados por los instrumentos a bordo de la nave espacial Cassini revelan que bajo su coraza de hielo puede esconderse un núcleo rocoso con forma de balón de rugby, o lo que sería aún más emocionante, un agitado océano subterráneo.

“Después de examinarla cuidadosamente, descubrimos que Mimas se tambalea sutilmente alrededor de su eje polar”, dice Radwan Tajeddine, investigador de la Universidad de Cornell y autor principal del artículo que publica la revista Science.

“En términos físicos, la oscilación hacia atrás y hacia adelante debería producir unos 3 km de desplazamiento de la superficie, pero en su lugar observamos un inesperado desplazamiento de 6 km”, agrega.

“Estamos muy entusiasmados con esta medida, ya que puede indicar mucho sobre el interior del satélite. La naturaleza nos permite hacer lo mismo que hace un niño cuando sacude un regalo envuelto con la esperanza de averiguar lo que está oculto en su interior”, detalló el astrónomo.

El equipo utiliza una técnica llamada estéreo-fotogrametría para interpretar las imágenes tomadas por la Cassini en diferentes momentos y desde distintos puntos de vista, con el objetivo de construir modelos informáticos precisos en 3-D de la ubicación de centenares de puntos de referencia de su superficie.

De esta forma, los investigadores determinaron la forma de la luna y fueron capaces de darse cuenta de que el satélite no giraba con suavidad, sino que también se echaba un poco hacia atrás y hacia adelante.

El vaivén indica que el interior de Mimas no es uniforme. Estas oscilaciones se pueden producir si la luna contiene un núcleo rocoso con forma extraña o si existe un océano debajo de su corteza helada. Su posible océano global interno se encontraría bajo una capa de hielo de entre 25 y 30 km de espesor.

Fuente: ABC