El terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter que se registró en el mar de Ojotsk, aunque no dejó víctimas, provocó una alerta de tsunami en el extremo oriente de Rusia y se sintió hasta en Moscú, a unos diez mil kilómetros de su epicentro.

El departamento de Emergencia de la región de Sajalín, que incluye la isla homónima y cuatro islas Kuriles, decretó inmediatamente alerta de tsunami e instó a la población a abandonar las zonas de riesgo y dirigirse a lugares elevados.

Sin embargo, poco después el Ministerio de Rusia para Situaciones de Emergencia anunció que no había peligro de tsunami para la costa este de país y levantó la alerta.

Según las autoridades de la península de Kamchatka, vecina de la isla de Sajalín, el seísmo no causó víctimas ni daños materiales.

El terremoto se sitió prácticamente en todo el país, incluidas Moscú y San Petersburgo, la antigua capital imperial. En la capital rusa, según datos de la policía, unas 9.000 personas abandonaron sus viviendas y oficinas al sentir el temblor de tierra, que fue especialmente perceptible en las plantas altas de los edificios.

El Instituto de Física de la Tierra (IFT) de la Academia de Ciencias rusas indicó en su página web que la pequeña intensidad con que se sintió el terremoto en la grandes ciudades de la parte europea del país no representa ningún peligro para su habitantes.

Fuente: EFE