Un operativo de rutina en una carretera de Kharlovo, en la frontera de Rusia con Kazajistán terminó con la muerte del policía Alexander Lyamkin, de 34 años, y el acuchillamiento de su compañero, Roman Polnikov.

Ambos agentes había intervenido a un sujeto que manejaba su vehículo en estado de ebriedad. Luego de colocarle su papeleta decidieron subirlo a su patrulla, pues se percataron que el sujeto no podía manejar.

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Hasta ahí todo iba bien y como nunca mostró resistencia, los policías no lo esposaron. Segundos después, se dedicaron a hacer notas. En ese momento, el sujeto sacó un cuchillo de cocina y los atacó.

El hombre apuñaló varias veces a los dos, hasta que lograron salir del auto. Las heridas de Alexander eran tan grandes que cayó en la calzada inmediatamente, desangrándose.

El detenido también intentó salir, pero Polnikov, que también estaba muy lastimado, le trabó la puerta. Entonces empezó a golpear la venta y la rompió. Pero finalmente desistió y se quedó quieto. El asesino podría ser condenado a 25 años de prisión.