Benavides Rivés fue encontrado culpable por un tribunal canónico de segunda instancia, del Obispado de San Felipe, que en una sentencia “definitiva e inapelable” lo condenó a expulsión del estado clerical, que es la máxima sanción dispuesta por el ordenamiento “jurídico de la Iglesia”.

En la nota oficial el obispo de San Felipe, Cristián Contreras, pidió perdón a las víctimas y a sus familias “por estos gravísimos delitos”. Los delitos que cometió Benavides en los años 90 fueron denunciados en 2005.

Con la sanción impuesta, el cura no podrá administrar sacramentos ni realizar actividades en ninguna institución católica.

Monseñor Contreras, explicó que los menores afectados tenían alrededor de 17 años y que desde que se supo del caso, se inició la investigación y se suspendió en 2004 al sacerdote.

Benavides habría cometido los abusos cuando ejercía sus labores sacerdotales en la ciudad de Los Andes, según informó Andina.

La Iglesia chilena enfrenta una veintena de casos de sacerdotes acusados por abuso sexual a menores, la mitad de ellos condenados por la justicia ordinaria y el resto sometido a la justicia eclesial.