Una veterinaria de la clínica de Ohio (Estados Unidos) contó una anécdota que ha sido muy comentada en las redes sociales.

Relató que hace varios años, un cliente le trajo una tortuga que había sido lastimada, por lo que tuvo que usar fibra de vidrio para reparar su caparazón roto. Recientemente, se reencontró con su antiguo paciente de una manera que no se imaginaba.

“Hace varios años, un cliente me trajo una tortuga de caja que había sido golpeada por un coche. Usé fibra de vidrio para reparar su caparazón roto, y la liberé en mi pequeño bosque. Hace poco, paseando por la ladera, vi unos colores raros en las hojas. Para mi sorpresa, ahí estaba mi antiguo paciente, con la fibra de vidrio aún pegada… ¡Años después! A veces ser veterinario es lo mejor que hay”, escribió la veterinaria.

El mensaje, acompañado con fotografías de su antiguo paciente, fue muy comentado y compartido por los cibernautas.

La veterinaria pidió a la gente que, si ven una tortuga con el caparazón roto, lo mejor es buscar ayuda. En este caso, al parecer era una tortuga adulta, así que no pasaba nada si se le dejaba con la fibra de vidrio. Sin embargo, si el animal aún está creciendo, lo mejor es cambiarla y ponerle una nueva cada cierto tiempo.

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