Los críticos arguyen que estos han sido usados más por conveniencia política que para corregir un error judicial.

Quizás el perdón más famoso en la historia fue concedido por el presidente Gerard Ford, a su antecesor en el cargo, Richard Nixon, en 1974, por la conducta oficial delictiva que dio lugar al escándalo Watergate.

Las encuestas mostraron que la mayoría de los ciudadanos desaprobaban ese perdón a Nixon. El respaldo popular a Ford recayó tras conceder el indulto y años más tarde fue derrotado en las elecciones presidenciales.