En 1984, en el campo de refugiados de Nasir Bagh, en la frontera con Pakistán, Steve McCurry toma el retrato de una joven afgana huérfana en un pueblo bombardeado por los soviéticos.
El encuentro sólo dura un cuarto de hora, no le pide su nombre, apunta sólo la edad: doce años. Pero la imagen, publicada en el National Geographic en junio de 1985, va a vivir su propia vida.
Sharbat Gula es pastún, y el fotógrafo Steve McCurry, 17 años después de aquella foto que le dio fama, decidió ir a buscarla, sin saber su nombre. Ella tendría ahora casi 30 años, no sabía nada de ella, pero intuía que sería conocida.
La nueva imagen obtenida es la de una mujer mayor, agotada, sin la sonrisa leve que ilustraba a la niña. Es una mujer derrotada por la vida amarga, y que sigue sin saber en qué punto se tranquilizará, en qué momento se convertirá su existencia en una vida calmada. Ahora sueña por sus hijas.
Había tenido cuatro hijos de los que le viven tres. La mayor con 13 años nunca ha podido saber la historia de su madre ni leer ninguna de las muchas revistas que le dieron fama al fotógrafo.
Se casó en un matrimonio arreglado por las familias, con 15 años, con un hombre que hoy gana un dólar al día de sueldo entre panadero y albañil.
Con información de Sepuedevivirmejor.com