En una entrevista, el príncipe Harry reconoció que había abierto fuego contra los talibanes en Afganistán y que los ejercicios de tiro desde el helicóptero eran como jugar a la Play Station.

“Hay 49 países que a pesar de su potente armamento no consiguen derrotar a los muyaidines y ahora llega el príncipe y compara esta guerra con sus juegos, su Play Station o como le llame, se ve que sufre algunos problemas mentales”, dijo Zabiullah Mujahid, vocero talibán.

Mientras tanto, el Ministerio británico de Defensa anunció que el príncipe Enrique, de 28 años y tercero en la línea de sucesión al trono, ya había abandonado Afganistán tras 20 semanas de formación en el país.

Todo fue producto de las declaraciones del príncipe a la agencia británica Press Association (PA) en las que mostró “felicidad” por su trabajo como copiloto en Afganistán por ser “porque es parecido” y se considera “una de esas personas a las que les encanta jugar a la Play Station y a la Xbox”.

El vocero talibán calificó esto de una “locura” y criticó las palabras del príncipe: “Es una guerra seria, una guerra histórica, de resistencia para nosotros y nuestro pueblo”, dijo.