Sus propietarios, gente pobre que vive en barrios en las márgenes del río Paraguay, abandonaron a estas mascotas ante el avance de las aguas, que han provocado el desplazamiento de más de 75 mil personas en la capital y unas 230 mil en todo el país.

Estos animales están a la espera de que les lleven algo de comer. No hay espacio para ellos en los hacinados asentamientos improvisados en las aceras ni en plazas donde muchos de los evacuados han montado sus refugios precarios.

“A los pobres se les tiene que aceptar con todos sus animales, no a él nomás, pero el Municipio no deja vivir con los animales en las calles”, se lamentó Lucio Oviedo, uno de los afectados de 44 años.

Oviedo logró sacar a sus diez cerdos y sus gallinas de su casa en la orilla del río, pero no a sus dos caballos, que permanecen en una isla minúscula que cada día es menor por la subida inexorable del agua.

Ya encontró un lugar para ellos, pero ahora busca cómo transportarlos. Los caballos son aún comunes en Asunción, donde se usan para el transporte, en particular de materiales reciclables que recogen sus dueños por las calles.

Fuente: EFE