El papa Francisco hizo subir el último miércoles a un amigo argentino al jeep con el que estaba dando vueltas a la plaza San Pedro, para la audiencia general de los miércoles, en la que participaron más de 80 000 fieles.

La llegada del Papa a la plaza desencadenó la habitual fiesta de gritos, ovaciones, lanzamiento de regalos y banderitas, con Francisco saludando y acariciando niños.

Pero poco después Francisco vio a alguien entre la multitud: mostró una expresión de complacida sorpresa al reconocerlo, hizo detener el jeep e hizo subir al vehículo a su amigo, procedente de la Argentina.

Ambos se abrazaron. El hombre, de cabellos grises y vestido con una chaqueta azul, se quedó algunos instantes hablando con el Papa, que le estrechó las manos en las suyas.

Luego ambos se saludaron y el hombre bajó del auto, que siguió su recorrido.

No es la primera vez que alguien es invitado a subir al vehículo del Papa en la audiencia: el pasado 8 de enero, cuando Francisco vio al párroco argentino Fabián Báez, lo llamó a su auto para recorrer parte de la plaza.