Bebiendo caros vinos en sus refugios de montaña y comiendo ostras en sus jets privados, los denominados parecen no tener mayores preocupaciones en el mundo.

Pero las apariencias engañan, dice el especialista laboral David Puttnam, quien afirma que esto puede ser una “desventaja” y los puede convertir en los más pobres de la sociedad.

Según el Daily Mail, el experto ha advertido de un tipo diferente de la privación al que los niños ricos de Instagram son más propensos: el bienestar mental.

El profesor y psicólogo estadounidense Suniya Luthar ha encontrado que los niños cuyos padres ganan más de 120.000 dólares son dos veces más propensos a sufrir problemas de salud mental que sus contrapartes más pobres.

Esto puede ser debido a la presión social para tener éxito, o, en el caso de los super-ricos, la falta de dirección que viene de ser capaz de hacer lo que quieran.

Puttnam calcula que el número cada vez mayor de las imágenes de niños ricos haciendo alarde de su estilo de vida en las redes sociales puede ser explicado por la falta de empatía, debido a la falta de tiempo con sus padres ocupados o sin interés por ellos.

Sin embargo, Puttnam cree que el arte también puede ayudar a los niños del 0,1 por ciento, cuyos padres ganan más de 600.000 dólares por año.

“Es muy difícil para las personas que tienen una riqueza ilimitada ayudar a sus hijos a llevar una vida moderados y comprometidos”, dijo Puttnam.

“Ellos tienen entre 18 y 22 años cuya idea de la vida es … la próxima fiesta”, sentenció.

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