Las cartas que Santa Claus recibió de miles de menores indocumentados que llegaron este año a Estados Unidos están repletas de peticiones, pero no tanto de juguetes sino de sueños de poder disfrutar de la Navidad junto a su familia sin el miedo a ser deportados.

“No le pedí muchos regalos a Santa, sino una muñeca de (la película) Frozen, pero lo que sí quiero es quedarme con mi mamá, abuela y mi familia en este país. Aquí no tengo miedo, puedo ir a la escuela y disfrutar de mis hermanos”, contó Ligsdenis Ochoa, la primera menor centroamericana que llegó a Charlotte.

A 93 millas de Charlotte, en el vecino Carolina del Sur, en la ciudad de Columbia, capital del estado, el guatemalteco Hugo Tecum, de 18 años, también anhela la oportunidad de quedarse en EE.UU. junto a sus tíos para seguir estudiando.

“Estoy aprendiendo inglés y me gustaría sacar mi bachillerato y luego trabajar. Me vine a este país para alejarme de las pandillas, del peligro que representaba en la aldea donde vivía, ojalá lo pueda cumplir, sería un buen regalo de Navidad”, contó Tecum.

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Durante el año fiscal 2014 (del 1 de octubre de 2013 al 30 de septiembre de 2014), 68.641 menores sin acompañante, en su mayoría procedentes de El Salvador, Honduras y Guatemala, cruzaron la frontera de EE.UU., según cifras del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

Fuente: Agencia EFE.