El telescopio de la NASA, Spitzer, celebra 10 años surcando el espacio en busca de cometas, asteroides, planetas y galaxias que estudiar.

Este observatorio espacial infrarrojo enfriado criogénicamente, fue lanzado por un cohete Delta II, en agosto del 2003 desde Cabo Cañaveral, en Florida.

Así, Spitzer es una pieza clave desde el punto de vista científico, para el nuevo Programa para la Búsqueda Astronómica de los Orígenes.

Con un telescopio de 0.85 metros es capaz de tomar imágenes y espectros de 3 a 180 micras. Con su gran sensibilidad, su conjunto de detectores de gran formato, su alta efectividad observacional y su larga vida criogénica, Spitzer ofrece una capacidad observacional sin precedentes.

El año 2005, Spitzer encontró el cometa Tempel 1, el cual fue golpeado por la agencia espacial norteamericana en lo que se conoció como la misión Impacto Profundo.

Además, este telescopio descubrió el anillo más grande de Saturno, una banda tenue de hielo y partículas de polvo, la cual es muy difícil de captar a la luz, razón por la cual sus detectores infrarrojos fueron capaces de realizar este hallazgo.

Aún así, el telescopio fue el primero en detectar la luz procedente de un planeta fuera del sistema solar.

“Siempre supe que Spitzer funcionaría, aunque que no tenía idea de que sería tan productivo, emocionante y que tendría larga duración”, aseguró el científico del proyecto de la NASA, Michael Werner.