Ser buen niño no es sinónimo de ser buen corredor. Varios niños de un jardín de infancia se preparan para una carrera en el patio de su escuela, incluido Ángel, quien no tiene muchas aptitudes para el atletismo.

Él es consciente de sus posibilidades y entiende que sin violar las reglas no tiene opciones de ganar.

Al ver que queda muy rezagado de sus amiguitos, Ángel decide hacer trampa y emprende la carrera de vuelta, sin haber completado la de ida, para correr con el resto de los niños hacia la final. A pesar del embuste, el pequeño timador pierde la carrera.