Las autoridades mexicanas elevaron a 116 los cadáveres localizados en fosas clandestinas en el noreste de México, en lo que es el hallazgo más sangriento en las últimas décadas que obligó al presidente Felipe Calderón a pedir a la sociedad que condene a los criminales con un “¡Ya basta!” colectivo.

Los hechos macabros comenzaron a conocerse la semana pasada cuando militares hallaron primero medio centenar de cadáveres en fosas clandestinas en el municipio de San Fernando, en el estado de Tamaulipas, justo en una zona donde en agosto pasado sicarios del cartel de las drogas de Los Zetas mataron a 72 inmigrantes, la mayoría centroamericanos.

Los militares buscaban a los responsables del secuestro de varias personas que viajaban en autobuses de pasajeros hacia la ciudad tamaulipeca de Reynosa, fronteriza con EE.UU., a finales de marzo pasado.

A lo largo de los días, el número de cadáveres ha ido subiendo hasta llegar el martes a 116, esto a partir de que el Ejército logró la detención de varias personas y que el mismo martes suman 17, presuntamente miembros del cartel de Los Zetas.

Entre esos detenidos está un joven que ha confesado que “ha asesinado (a lo largo de su carrera delictiva) a más de 200 personas”, reveló el presidente Calderón.