Esta teoría surgió a partir de la información facilitada por las misiones Voyager y Galileo, que también registraron fracturas y enmarañados terrenos rojizos que contrastan con el blanco glacial del resto de su superficie.

Según recoge la agencia SINC, “algunas de estas estructuras geológicas parece que se asocian al ascenso de fluidos procedentes del interior, según sugieren las medidas de las sondas espaciales”.

Los datos también indican que, aparte de hielo de agua, “hay sales, sobre todo sulfato de magnesio, MgSO4, y compuestos volátiles como el dióxido de carbono (CO2), el dióxido de azufre (SO2) y el agua oxigenada (H2O2)”.

Europa es uno de los mejores candidatos para albergar un ambiente habitable dentro del sistema solar. Este mismo mes el presidente Barack Obama ha presentado el presupuesto de 2015 de la NASA donde se incluye una partida de 15 millones de dólares para buscar indicios de vida en esta luna.

Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) también tiene previsto lanzar en 2022 la misión JUpiter ICy moons Explorer mission (JUICE). Cuando la sonda llegue en 2030 a su destino, las lunas heladas de Júpiter, se aproximará dos veces a Europa para medir por primera vez el grosor de su misteriosa corteza.

Fuente: Agencias