El proceso de santificación del pontífice número 264 fue el más rápido de la historia moderna y responde, desde el punto de vista del Vaticano, a una demanda de los fieles sobre una figura tremendamente popular y carismática.
Sin embargo, desde que se inició la beatificación primero y la canonización después, surgieron voces discordantes que piden más tiempo para ese proceso o, simplemente, que se detenga. ¿Cuáles son sus argumentos?
“Nos parece que es un hecho apresurado, un proceso que no ha dado el tiempo suficiente para sopesar y hacer balance objetivo sobre el papel que ha jugado Juan Pablo II en las últimas décadas en la Iglesia”, señala José Sánchez, del Observatorio Eclesial de México.
Esta organización, que se declara de “inspiración cristiana ecuménica pero independiente de partidos políticos y religión alguna”, publicó recientemente un comunicado en el que solicitaba al Papa Francisco la suspensión de la canonización de Juan Pablo II.
“Las razones tienen que ver con la realidad que se vive aquí en América Latina o con cómo se vivió en América Latina ese pontificado que significó para muchas iglesias un proceso prácticamente de persecución, de censura, de combate de una experiencia eclesial que nació en nuestro continente a partir de las comunidades eclesiales de base y de la teología de la liberación”, dice Sánchez.
“En ese sentido también miramos algunas omisiones respecto a las dictaduras militares en América Latina y que ponen en entredicho el papel de Juan Pablo II frente a dictadores como Pinochet o, en El Salvador, el caso del (asesinato de) Monseñor Romero que no fue atendido en su justa medida”, añade el teólogo.
Pero, además de razones de índole ideológica, quienes se oponen a la santificación de Juan Pablo II inciden en uno de los capítulos más polémicos de su mandato: los casos de pederastia entre el clero católico.
Desde América Latina, su relación con el fundador de los Legionarios de Cristo, el sacerdote mexicano Marcial Maciel, cobra para los detractores de la canonización de Wojtyla un relieve especial.
Maciel, fallecido en 2008, acompañó a Juan Pablo II en sus visitas a México en 1979, 1990 y 1993 y está acusado de haber cometido innumerables abusos sexuales contra menores desde la década de los 50.
“Esa relación fue un error que ahora, visto lo que ha pasado, es incomprensible cómo sucedió. Hay quien dice que no le informaron bien. Pero es verdaderamente lamentable cómo en su pontificado no pudo parar el desastre que había en los Legionarios de Cristo. Eso fue un borrón”, comentó Raquel Mallavibarrena, miembro de la coordinadora de Redes Cristianas, un colectivo que representa a grupos cristianos de base en España.
Por su parte, Jaume Botey, teólogo y profesor de Historia de la Cultura de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien en 2007 firmó junto a otros teólogos un manifiesto contra la canonización de Juan Pablo II, responsabiliza a Karol Wojtyla del “vaciado de las iglesias por la puerta de atrás”. Y apunta razones teológicas.
“El cambio de paradigma en relación con el modelo de Dios que había redescubierto el Concilio Vaticano II. De un dios cercano, un dios persona e histórico, de un dios que nace desde abajo y se le descubre a través de los acontecimientos de la vida, Juan Pablo II retomó la imagen de un dios absoluto, prepotente (…). Y esta contrarreforma estaba apuntada al fracaso desde el comienzo”, afirma el teólogo.
Fuente: BBC Mundo