Es un destructor pero parece un portaaviones. Con una eslora de 250 metros donde pueden posarse hasta 14 helicópteros, el “Izumo” es el mayor barco de la Armada japonesa desde la Segunda Guerra Mundial.

Tras su presentación el martes en el puerto de Yokohama, este nuevo “superdestructor” amenaza con elevar la tensión diplomática y militar con China en plena disputa por las islas Senkaku (Diaoyu, en mandarín), un archipiélago de peñascos deshabitados que pertenece a Japón pero es reclamado por Pekín por la abundancia de sus supuestos recursos pesqueros y naturales.

El Gobierno nipón insiste en que dicho navío se dedicará a la defensa nacional y al transporte de tropas y ayuda humanitaria a zonas afectadas por catástrofes naturales, como el tsunami de 2011, pero a nadie se le escapa la escalada bélica que vive el Océano Pacífico por el ascenso de China como superpotencia.

Con disputas territoriales con todos sus vecinos, sobre todo con Vietnam y Filipinas en el Mar del Sur de China, el autoritario régimen de Pekín botó el año pasado su primer portaaviones, el “Liaoning”, un buque reformado de la extinta Unión Soviética con una eslora de 300 metros, apenas 50 más que el “Izumo”.

Para hacer frente a dicho navío como buque insignia de la expansión militar china, Japón cuenta ahora con un “superdestructor” especializado en la lucha contra submarinos y en tareas de vigilancia en la frontera marítima. Aunque el “Izumo” es, técnicamente, un destructor y no cuenta con lanzaderas de cazas ni con una cubierta inclinada para facilitar su despegue (como el “Liaoning”), podría servir como base móvil de operaciones para los aviones de combate que despegan de forma vertical.

Al fin y al cabo, se trata de lucir músculo en las patrullas que ambos países vienen destinando durante los últimos meses a las controvertidas islas Senkaku-Diaoyu.

Fuente: ABC