Conocidas en Japón con el eufemismo de “mujeres de confort” y a pesar de una disculpa oficial en 1993, estas mujeres consideran que políticos conservadores como el primer ministro actual, Shinzo Abe, menosprecian su sufrimiento y minimizan el papel del ejército en la esclavitud.

A Lee Yong-Soo, una surcoreana de 87 años, le gustaría estar cara a cara con Shinzo Abe este miércoles cuando pronuncie en Washington un discurso histórico ante el congreso de Estados Unidos.

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“Me gustaría poder sentarme en la primera fila para mirarle directamente a los ojos”, explica esta mujer desde la capital estadounidense, donde viajó pocos días antes del discurso para hacer oír su voz y las de cerca de 50 mujeres todavía en vida.

Se trata de una de las últimas “mujeres de confort” que junto a otras miles fue obligada a “trabajar” en prostíbulos militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.

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En 1944, a los 16 años, fue capturada por militares japoneses, sobrevivió a un viaje en barco hasta Taiwán y luego fue llevada a un prostíbulo donde fue violada numerosas veces y sometida a electroshocks.

En su testimonio en 2007 ante el congreso estadounidense, Lee explicó como fue “integrada” a una unidad militar y obligada a “servir” a cuatro o cinco hombres al día.

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Lee Yong-Soo fue enviada a su casa al terminar la II Guerra Mundial, pero igual que muchas otras víctimas sufrió un angustioso sentimiento de culpa y se calló durante décadas, hasta que en 1991 un puñado de mujeres, alentadas por activistas de derechos humanos, empezaron a contar su experiencia.

Pronto se convirtió en una de las voces más prominentes entre las víctimas y en 2014 se entrevisto con el Papa Francisco cuando visitó Corea del Sur. También fue el caso de Kim Bok-dong, de 88 años, que cuando tenía 14 fue obligada a prostituirse.

Kim fue llevada desde su pueblo de Corea, que entonces era una colonia del imperio japonés, hasta la provincia de Guangdong y luego Hong Kong, Singapur, Sumatra, Malasia y Java. En todos estos lugares fue obligada durante meses a tener relaciones sexuales con los soldados.

Fuente: Agencia Andina