El que sacudió el centro de , además de causar 241 muertos, según el último recuento, ha dejado auténticos pueblos fantasmas, con centenares de supervivientes que pasaron su primera noche en campamentos para damnificados, prácticamente en vela.

El seísmo, de 6 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, casi devastó gran parte del municipio de Amatrice (en la provincia de Rieti, a unos 100 kilómetros al noreste de Roma), el más damnificado, pero también afectó gravemente a otras localidades próximas y las infraestructuras de esta zona montañosa en el corazón de Italia.

Es el caso de Accomuli, Illica, Arquata del Tronto o Pescara del Tronto, que presentan un paisaje igualmente desolador, con casas reducidas a escombros, y calles polvorientas y enmudecidas.

Técnicos del cuerpo de bomberos recorren las avenidas de Accumoli y fotografían sus dañadas viviendas de piedra. Durante el recorrido se percibe un silencio triste, roto en ocasiones por el sonido de algunos teléfonos móviles proveniente del interior de algunas casas.

Más de 1.200 habitantes de la zona afectada del centro de Italia tuvieron que abandonar sus viviendas por seguridad ya que los desplomes continúan y pasar la noche en campamentos para damnificados.

Han pasado una noche de temblores, en la que la tierra no ha dado tregua y se registraron hasta 300 réplicas de distintas magnitudes.

Con la salida del sol, se instauró una cierta calma tras una noche de aciagos pensamientos, que muchos han pasado en vela pensando en la tragedia que acaban de vivir.

El trabajo sigue siendo extenuante en la zona y entre las labores figura la de reparar las vías de comunicación, dañadas por el seísmo, con una hondonada que presenta ahora un desnivel de 15 centímetros.

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Fuente: EFE

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