Sobre la base de este acuerdo que será firmado en el Banco Mundial en Washington, el agua se extraerá del golfo de Aqaba, en el extremo norte del Mar Rojo.

Una parte del agua se desalinizará para ser distribuida en Israel, Jordania y los territorios palestinos, mientras que el resto se transportará a través de cuatro tuberías al reseco mar Muerto. Si no recibiera agua, el mar Muerto podría estar seco en 2050.

El ministro de Energía y Desarrollo israelí, Silvan Shalom, destacó los aspectos económicos de abastecer con agua desalinizada barata a los Estados vecinos, el aspecto medioambiental de “salvar el mar Muerto” y el aspecto “estratégico diplomático” del acuerdo, firmado en un momento difícil de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.

Según el diario Yediot Aharonot, el ministro del Agua de la Autoridad Palestina, Shaddad Attili, y su homólogo jordano, Hazem Naser, firmarán el acuerdo con Shalom.

Por su parte, el ministro israelí señaló que tras la firma se publicará una licitación internacional para todo el proyecto, la construcción de la planta desalinizadora en Aqaba y la colocación del primero de los cuatro tubos”, según Infobae.

Yediot, el primero en publicar la noticia, indicó que el proyecto se remonta a la firma de los acuerdos de paz entre Israel y Jordania en 1994.

Sin embargo, Amigos de la Tierra-Oriente Medio y otros grupos ecologistas advirtieron que una gran afluencia de agua del mar Rojo podría cambiar el frágil ecosistema del mar Muerto, con la proliferación de algas rojas y la cristalización de yeso.