El grupo yihadista (, por sus siglas en inglés) decapitó a cinco presuntos espías en la ciudad de Deir Ezzor, en Siria, y luego colocó sus cabezas en estacas.

Según informó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, las víctimas fueron identificadas como Asim Hammam al Debs, Harith Ahmad Jalid, Muhannad al Ahmad Mshawwah, Abdul Rahman Ahmad al Ashaab y Mohannad Obaid al Hussein.

Los condenados fueron acusados de trabajar para el Nuevo Ejército Sirio (NSA, por sus siglas en inglés), respaldado por Estados Unidos, y “otras fuerzas cruzadas”. Fueron detenidos en Al Bokamal y luego decapitados por los verdugos en Deir Ezzor.

Antes de proceder con el brutal castigo, los terroristas envían un mensaje de advertencia contra las fuerzas nacionales e internacionales que luchan contra el Daesh en el Medio Oriente.

Antes de la brutal ejecución, las víctimas, vestidas con el mono naranja de los rehenes de ISIS, admiten las acusaciones en su contra. Luego son conducidos por los yihadistas al medio del desierto y tirados contra el suelo para ser degollados por los verdugos.

Tras las decapitaciones, los terroristas colocaron cuatro de las cabezas en estacas y dejaron los cuerpos en medio del desierto. El cráneo de la quinta víctima fue arrojado en medio de los demás. La última imagen muestra a los verdugos alejándose del lugar.

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