Balal tiene 20 años y estaba condenado a muerte. En 2007 tenía 13 años y durante una pelea le clavó un cuchillo en la garganta y asesinó a un joven de 19 años llamado Abdollah Hosseinzadeh.

Tras el crimen fue llevado a juicio y las autoridades decidieron condenarlo a la horca. La sentencia se iba a cumplir esta semana, pero algo increíble ocurrió.

Balal ya estaba con los ojos vendados y con la cuerda atada a la garganta. Iba a ser ejecutado en la prisión. Pero segundos antes de que sus verdugos patearan la silla que lo sostenía, la madre de la víctima se acercó y lo abofeteó.

Ese acto en Irán significa que le perdonó la vida. La mujer le gritó que su casa estaba vacía sin su hijo y su vida no era la misma, pero que no le deseaba la muerte.

La denominada “Sharía” o “Ley islámica” permite que la familia de la víctima tome parte en la ejecución, aunque también le deja la potestad de perdonar al asesino.

No obstante, no pueden decidir sobre una eventual pena de prisión, por lo cual aún se desconoce si Balal será liberado o quedará tras las rejas para cumplir otra condena.