Joan Holland (50) se mostró muy enojada tras ver cómo desaparecían los objetos que ponía para adornar la tumba de su hijo Andrew, fallecido en 2007, en el cementerio de St Michael’s, Inglaterra.

Por tal motivo, decidió idear un plan para atrapar al ladrón: Compró un GPS y lo colocó en el interior de un oso de peluche.

“Desde que mi hijo murió, el único consuelo que tenía era visitar su tumba. Me enfadé mucho cuando descubrí que alguien estaba robando sus cosas del lugar”, contó Holland al Daily Mail.

“Pensé en instalar una cámara de video sobre la tumba, pero alguien me sugirió poner un GPS”, agregó.

Después, solo tuvo que esperar a que llegara la alerta de que el objeto se había movido. Así fue como Holland siguió el rastro del señuelo hasta el departamento del supuesto ladrón, Andrew Balshaw (48).

Tras llegar al lugar, llamó a la policía para denunciar al hombre. Allí, el acusado, que estaba rodeado de objetos sustraídos, alegó que había comprado el oso y el resto de material. Fue condenado a un año de cárcel.

Fuente: Infobae/Daily Mail