Fueron los padres quienes primero vieron las grabaciones en las que dos hombres cuentan en detalle cómo asesinaron a los estudiantes, calcinaron sus cuerpos, picaron los huesos y luego los arrojaron al torrente de un río.

Se trata de Patricio Reyes Granda y Agustín García Reyes, quienes narran cómo los estudiantes fueron atacados y detenidos por la policía por la sospecha de que habían llegado a Iguala para interrumpir un informe público de María de los Ángeles Pineda, esposa del exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, ambos detenidos como autores intelectuales del crimen.

Los policías entregaron a los muchachos a los sicarios en un camino de terracería que conduce a la Loma de los Coyotes, a medio camino entre Iguala y Cocula. Luego los subieron a un vehículo de 3,5 toneladas y a otra camioneta de carga menor.

Es entonces, al llegar al basurero municipal, que se dan cuenta que algunos de los jóvenes habían muerto por asfixia dentro del camión más grande. Sin embargo, en ese lugar mataron a los sobrevivientes y luego los arrojaron a la parte baja del basurero, donde quemaron los cuerpos.

Allí hicieron guardias y relevos para asegurar que el fuego durase horas, arrojando diesel, gasolina, llantas, leña, plástico, entre otros elementos que se encontraron en el paraje.

Los detenidos declaran que luego recibieron la orden de “El Terco”, de fracturar los huesos calcinados para colocarlos en bolsas de basura negras, las cuales fueron vaciadas en el río San Juan, salvo dos que fueron arrojadas completas.

Fuente: BBC Mundo