A la gran fiesta que los demócratas habían preparado en el Javits center de Manhattan para celebrar la elección de la primera mujer presidenta de la historia de Estados Unidos (USA) nunca llegó la candidata .

Fue su líder de campaña, John Podesta, el encargado de pasar el mal trago de enfrentarse a los seguidores más estoicos y fieles a Hillary Clinton y enviarlos cariñosamente a casa.

“La campaña y esta noche han sido muy largas. Así que podemos esperar un poco más”, afirmó Podesta, dejando claro que Hillary Clinton no reaccionará a los resultados hasta que se conozca todo el recuento final.

Aunque esta ha sido una campaña llena de sorpresas, la victoria del candidato republicano no era la opción más probable ni para los seguidores de Hillary Clinton, ni para las predicciones, ni para la prensa nacional e internacional.

Hillary Clinton contaba con las encuestas de su parte y planeó una celebración a lo grande en el principal centro de convenciones de Manhattan, a orillas del Hudson, al que durante la tarde se acercaron varios miles de seguidores.

noche trágica

Los asistentes llegaron con la emoción de terminar la noche brindando por la primera mujer presidente de EE.UU., pero finalmente la jornada fue histórica por motivos distintos. Muchos de ellos lloraron tras confirmarse la victoria de Donald Trump.

Hacia la medianoche, numerosos seguidores de la candidata demócrata a los que el rostro había ido cambiando según avanzaba el recuento, empezaron a abandonar el lugar cabizbajos incluso antes de saberse que Hillary Clinton no hablaría con ellos.

A principios de semana se habían anunciado actuaciones musicales e incluso fuegos artificiales sobre el Hudson, pero se suspendieron por motivos presupuestarios, contaron entonces los demócratas.

Sí seguía en el programa una celebración tanto dentro del edificio como fuera, a través de pantallas gigantes, con la participación de estrellas como Lady Gaga, la cineasta Lena Dunham o la actriz America Ferrara, que esperaban desde el Javits un turno que nunca llegó.

Tras el punto de inflexión que significaban estados como Pensilvania, Michigan, Wisconsin o Florida, la sala de prensa del Javits se fue vaciando de periodistas que buscaban la noticia en el lugar del ganador, el hotel Hilton donde se preparaba la celebración de Donald Trump.

Hillary Clinton, que votó a primera hora en Chappaqua (Nueva York), su residencia, vio el recuento con su familia desde un hotel cercano al centro de convenciones.

El techo de cristal del Javits, que parecía el más adecuado dada la metáfora del momento, no solo no se rompió con la victoria para la candidata, sino que pareció a última hora más opresor que nunca para los seguidores de Hillary Clinton.

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Fuente: EFE