Las imágenes confirmaron lo que no se creía posible: Yahya Abdi, el joven hallado en la pista del aeropuerto en Hawaii, había dicho la verdad. Inexplicablemente, había sobrevivido a un viaje de cinco horas y media en el tren de aterrizaje de un avión.

El registro de las cámaras de seguridad muestra a Abdi descendiendo por las ruedas del Boeing 767 varios minutos después del aterrizaje. Tras pisar el suelo, se quedó algunos segundos sentado y luego se fue caminando con cierta inestabilidad, como si estuviera mareado.

Instantes más tarde, los agentes de seguridad lo encontraron sin ninguna secuela importante y lo trasladaron a una institución. Luego lo llevaron de vuelta a San José, California.

Según contó cuando lo descubrieron, su periplo comenzó el domingo 20 de abril, cuando se escapó de la casa en la que vive con sus padres, en Santa Clara, una pequeña ciudad ubicada a seis kilómetros de San José.

Entonces se dirigió al aeropuerto Mineta, saltó la cerca y entró a la pista. Sin que nadie lo notara, se escabulló hasta llegar a los pies de una nave de Hawaiian Airlines.

A pesar de las decenas de operarios que trabajaban en el lugar, consiguió trepar por las ruedas del avión y esconderse en el compartimiento en el que se guardan. Minutos después del despegue, se desmayó por la falta de oxígeno.

Recién una hora después del aterrizaje recuperó la conciencia, descendió de la aeronave y empezó a recorrer el aeropuerto. Sólo entonces fue descubierto por los agentes de seguridad. ¿Cómo sobrevivió tanto tiempo, a -62 grados y sin aire suficiente para respirar? Nadie lo sabe con certeza.

La principal hipótesis que manejan los investigadores es que su cuerpo entró en un estado de hibernación. Ante el cambio en las condiciones atmosféricas, su pulso cardíaco se desaceleró, lo que le permitió mantenerse con vida con menos oxígeno y a temperaturas mucho más bajas de lo habitual.