El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró este lunes el estado de calamidad en todo el país, lo que le permitirá imponer un control de precios a los bienes de primera necesidad y evitar la especulación y el acaparamiento.

Mientras las cifras extraoficiales y los informes hablan de decenas de miles de víctimas mortales en la isla de Leyte, donde se haya Tacloban, el Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres prosigue con el lento recuento oficial de fallecidos.

El último informe del organismo gubernamental filipino cifra los muertos por el tifón en todo el país en 255, con 71 heridos y 38 desaparecidos.

El número de afectados asciende a casi 9,7 millones de personas y a 615.000 desplazados, de los cuales 433.000 se encuentran alojados en los 1.444 centros de evacuación.