El enfermo, de 58 años y con plenas facultades mentales, había llevado su caso ante el Tribunal Superior de Londres, ante el que pidió protección legal para que, llegado el momento, un médico pudiera ayudarle a morir sin afrontar cargos por asesinato.

No obstante, la pasada semana un juez falló en su contra al argumentar que un dictamen favorable hubiera implicado un cambio drástico en la legislación británica sobre asesinato, que excedía a los poderes de las cortes.

Esa decisión dejó a Nicklinson, según indicó entonces su esposa Jane, “totalmente descorazonado” y la intención del enfermo, cuyo deseo era “terminar con una vida insípida, miserable, denigrante, indigna e intolerable”, en sus propias palabras, era recurrir contra el dictamen judicial.

Nicklinson, padre de dos hijas adultas, padecía una parálisis completa de cuello para abajo (conocida en inglés como “Locked-in syndrome”) desde 2005, cuando sufrió una apoplejía que no afectó a su cerebro, pero que le impedía suicidarse.

“Murió en paz esta mañana por causas naturales. Antes de morir, nos pidió que tuiteáramos: ‘Adiós, mundo, la hora ha llegado, me he divertido’”, explicó su hijo en otro mensaje en Twitter.

Fuente: EFE