¿Cómo puedes decirle adiós a un hijo? ¿Cómo puedes verlo morir en tus brazos sin desgarrarte por dentro? Para y su esposo Robert el proceso de despedida fue muy difícil, quizá por eso señalan que las 15 horas que estuvieron al lado de Annie fueron perfectas y la decisión de donar sus órganos, “aunque duela”, la más acertada.

Esta pareja estadounidense estalló en júbilo cuando se enteró de su cuarto embarazo, por eso cuando una ecografía les advirtió que Annie padecía de una terrible enfermedad que no lo permitiría vivir mucho tiempo, ambos quedaron en shock. Abbey tenía 19 semanas de embarazo y le dieron la opción de abortar.

“Un aborto en avanzado estado de gestación era una opción. Obviamente es la que la mayoría de las mujeres en mi posición habrían elegido, pero después de discutirlo con mi marido decidimos no abortar”, escribió Abbey Ahern en Facebook.

Esta madre recordó que los médicos le indicaron que su bebé padecía anencefalia, una enfermedad que impide que el tubo neural no se cierre. Por lo tanto nacería total o parcialmente sin cerebro, cráneo ni cuero cabelludo. Eso limitaba su vida a pocas horas.

“Fue muy difícil, pero decidimos tenerla, conocerla y luego ayudar a otros bebés”, refirió… Y así fue como Annie nació.

“Sinceramente no sabía que Annie había nacido hasta que escuché una conmoción. Sabía que Annie estaba aquí. No lloró mucho, pero escuché que hacía ruidos. Eso nos enseñó que había belleza. Quería que la vida de Annie proporcionara vida a otros niños”, agregó en Facebook indicando que el proceso de donar sus órganos la ayuda a superar su tristeza.

A pesar de la entrega de estos padres, los médicos les informaron solo pudieron rescatar sus válvulas cardíacas. Lo demás lo entregaron para la investigación médica.

“Me siento bien porque pude conocer a mi bebé y ahora creo que ella ayudará a otros a no despedirse de sus padres”, enfatizó Abbey Ahern.

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