Un profesional de Tecnologías y Desarrollo de Software de confesó con mucho entusiasmo que dejó esa carrera abatido por la crisis financiera que azotó Europa en la primera década del 2000 para dedicarse a ser un trabajador sexual.

John Oh, como se hizo llamar para el tabloide británico “Daily Mail”, contó que tenía una pequeña empresa en Sidney hace más de 10 años. Él se dedicaba al diseño web, programación y desarrollo de software. Tuvo éxito.

Sin embargo, su empresa se vio afectada con la llegada crisis económica en 2005. Poco a poco empezó a perder clientes y entonces se vio desesperado, hasta que se le ocurrió la idea de ofrecer su compañía a “damas solitarias” y por qué no, si alguna quería, podría llegar al sexo.

“Al principio mi carrera de scort me servía solo para llegar a fin de mes y cubrir algunas deudas, pero luego, lo sexual desplazó a los programas. Ahora vivo tranquilo y tengo todo siendo acompañante”, dijo.

John Oh confesó que cobra 350 dólares australianos por hora o 1500 si su clienta lo quiere toda la noche.

“La ventaja de este negocio es que todos los días conozco gente distinta y llego a marcar una verdadera diferencia en la vida de las personas. No es un trabajo aburrido”, dijo.

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