El magnate británico y director de Virgin Group, Richard Bransonn, anunciaba la semana pasada que había encargado 10 aviones supersónicos Boom, los cuales están llamados, a su juicio, a marcar una nueva era en los a precios “asequibles”.

Con este vehículo se harían viajes de 3,5 horas desde Londres a Nueva York a 2.335 kilómetros por hora, unos 160 km/h por encima de la velocidad del famoso Concorde. Todo a un precio de 5.000 dólares, pero esta no es la única propuesta de aviones supersónicos.

La NASA ha invertido 2.300 millones en ocho proyectos de investigación destinados a revivir el sueño de los aviones supersónicos, antes representado por el Concorde.

Los proyectos se centran en buscar la forma de reiniciar los vuelos supersónicos reduciendo el ruido de las explosiones sónicas y mejorar la eficiencia del combustible, así como limitar el impacto sobre el ozono, entre otras cosas.

Por otro lado, los diseñadores Charles Bombardier y Ray Mattison han ideado un sistema de lanzamiento cuyo resultado sería un avión hipersónico, impulsado por cohetes de oxígeno líquido o queroseno y catapultado hacia el cielo, donde alcanzaría una velocidad de unos 12.000 kilómetros por hora.

Este es el concepto de avión llamado Skreemr que tiene como objetivo superar los 10 Mach (10 veces la velocidad del sonido) con un vuelo de Londres a Nueva York que dure una media hora.

La compañía aeroespacial británica BAE Systems ha invertido en una empresa subcontratada para desarrollar un motor que reduzca el tiempo de vuelo entre Londres y Sídney a tan solo cuatro horas.

La oficina de diseños de Reaction Engines, compañía con sede en Oxfordshire, espera diseñar aviones de pasajeros, llamados Lapcats, que alcancen velocidad de 5 Mach, dos veces y media más que la del Concorde.

Vuelve el Concorde. Este avión concebido por Airbus ha sido llamado ya Concorde 2, ya que tendría una velocidad máxima de Mach 4,5.

Ello le proporcionaría la posibilidad de volar de Londres a Nueva York en una hora. Y Airbus afirma que la aeronave sería capaz de realizar rutas como Tokio-Los Ángeles en tan solo tres horas.

La patente describe cómo tres diferentes tipos de motores, alimentados por diferentes formas de hidrógeno, están llamados a trabajar juntos para impulsar la aeronave a una velocidad de 5.500 kilómetros por hora.

Dos motores turborreactores pueden permitir a la aeronave elevarse verticalmente en el despegue, y después serán retractados dentro del fuselaje justo antes de que alcance la velocidad del sonido.

Se pretende que un motor de cohete eleve la aeronave a una altitud de 30.000 metros. Los estatorreactores montados en las alas acelerarán entonces al avión hasta su velocidad final.

Sin embargo, a diferencia del Concorde, el diseño de Airbus se limita solo a 20 pasajeros. Y seguro que estos vuelos no serán baratos.

El Antipode de Charles Bombardier que está llamado a alcanzar la fenomenal velocidad de 24 Mach: más del doble de la velocidad del Skreemr y 12 veces mayor que la del primer Concorde.

El Antipode llevará a una decena de personas a una distancia de 20.000 kilómetros. El diseñador canadiense, que se ocupa además del concepto del Skreemr, colabora con el ingeniero Joseph Hazeltine, quien propuso la utilización de un fenómeno aerodinámico descubierto recientemente y llamado ‘gran profundidad de penetración’ [del chorro].

El Antipode sería capaz de despegar directamente desde cualquier campo de aviación mediante el uso de cohetes reutilizables.

Estos cohetes serán acoplados a alas de la Antipode y le proporcionarían suficiente empuje para despegar, subir a más de 20 kilómetros y llegar a la velocidad de 5 Mach.

Por último está el Spaceliner. Esta aeronave de pasajeros hipersónica podría hacerse una realidad en 2030: propulsado por cohetes, Spaceliner podría transportar hasta 100 pasajeros y viajar entre Europa y Australia en menos de 90 minutos (y a un determinado precio). El proyecto fue suspendido en 2007, pero ahora está resucitando.

El Spaceliner tardaría aproximadamente ocho minutos para subir a una altura de unos 80 kilómetros, donde alcanza la atmósfera superior de la tierra antes de deslizarse de nuevo a la Tierra a una velocidad hipersónica de más de 24.000 kilómetros por hora.