Un padre iraquí mató a balazos a siete militantes del Estado Islámico en un puesto de control en venganza por el asesinato de su hijo a manos de yihadistas.

El hombre tiroteó el lugar con un fusil de asalto AK-47 antes de ser abatido. Basil Ramadan, de 60 años, abrió fuego con el fusil de asalto contra los miembros del ISIS que se encontraban en un puesto fronterizo de la ciudad iraquí de Tikrit, matando a siete de ellos.

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El hombre, a continuación fue abatido por otros yihadistas que se encontraban en el lugar, según ha publicado “Global Times”.

Ramadan habría llevado a cabo el tiroteo en venganza contra el EI que ejecutó a su hijo, un estudiante universitario junto a otros siete jóvenes, acusados de colaborar con las fuerzas de seguridad de Irak.

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A principios de 2007, Ramadan, perdió a otro hijo, asesinado por el grupo terrorista Al Qaeda, en Tikrit, a unos 170 kilómetros al norte de la capital iraquí de Bagdad.

Cabe indicar que al menos 30 cadáveres de ciudadanos yazidíes fueron localizados en una fosa común, donde fueron enterrados por el Estado Islámico, al suroeste del distrito de Sinyar, en la provincia de Nínive, en el norte de Irak.

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Entre los cadáveres, hay cuatro niños y nueve mujeres, añadió una fuente, que dijo que esos yazidíes fueron asesinados por disparos y enterrados en un valle que pertenece a la zona de Jansur, al suroeste de Sinyar.