La Policía de Granada (España) no tuvo ningún problema en dar con un delincuente, ya que solo tuvo que seguir el rastro que dejó, al derramarse el aceite de la freidora que robó.

El botín de por sí no era muy valioso, estaba constituido por herramientas como un martillo, un destornillador, una sierra eléctrica, pero lo peor fue que el ladrón decidiese llevarse también una freidora, antes que joyas o equipos eléctricos.

El rastro de aceite que dejó desde el lugar de los hechos hasta su casa facilitó mucho la labor de la Guardia Civil. Y es que el ladrón también era vecino del inmueble intervenido, en la localidad de La Zubia (Granada).

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