era una famosa y muy querida protectora de los animales en España. Ella contaba con ayuda de los medios de comunicación para difundir su trabajo y pedir ayuda, ya que lideraba varios albergues de perros abandonados. Todos la consideraban un “alma caritativa”, TODOS, hasta que se descubrió su verdadero rostro.

La justicia española descubrió que Carmen Marín Aguilar, de 72 años, y su socio Felipe Barco, mataban a los animales para abaratar los costos de mantenimiento y así poder quedarse con el dinero de las donaciones que recibían.

El Juzgado de lo Penal Nº 14 de la ciudad de Málaga precisó que Marín Aguilar incurrió en los delitos de maltrato de animal doméstico y falsificación de documento. Mientras que Barco Gómez recibió una pena de un año de cárcel y una multa de 3.600 euros (unos USD 4.000) por su cooperación en la muerte de las mascotas.

La sentencia indica que ambos personajes inyectaban productos eutanásicos sin sedar antes a gatos y perros, “tanto ejemplares adultos sanos de cualquier raza (…) como camadas de cachorros o hembras preñadas”. Así los sometían a una muerte dolorosa y lenta.

Los fiscales refieren que ambos sujetos mataron a 2.183 animales entre enero de 2009 y octubre de 2010, cuando una inspección del refugio sacó a la luz las muertes. Se calcula una cifra similar por cada año hasta la actualidad.

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